El 26 de agosto de 2009, Nancy Matsumoto publicó en el Wall Street Journal un artículo titulado “Getting an earful at the museum” bajo la sección Cranky Consumer. El título, difícil de traducir de manera literal, se refiere a la posibilidad de tener una gran experiencia de información auditiva en un museo por medio de dispositivos electrónicos que permitan la emisión de grabaciones sonoras. Específicamente, Matsumoto pone su atención en el uso de “audio-guías”, llevando a cabo un estudio de campo al respecto en cuatro museos de los Estados Unidos y presentando sus hallazgos y experiencias tanto en su artículo como en una tabla complementaria.
Antes de entrar en detalle sobre las opciones de guías auditivas que ofrecieron los museos visitados, la autora expone un breve y sincero comentario sobre la comprensible reacción de los visitantes al querer extraer del creciente costo de entrada a las instituciones de arte la mayor experiencia posible. Reconoce sin embargo, que los museos a su vez están apenas comenzando a explorar las posibilidades y limitaciones que las guías auditivas o multimedios pueden presentar al citar a Sarah Dines, directora de una compañía que las diseña. Esta expresa que “toda la experiencia dentro del museo está en flujo- las pataformas, las aplicaciones, los tipos de contenido” y que aunque precisamente estos últimos sean de una excelente calidad en las audio-guías, los sistemas que los comunican aún no están “en su punto óptimo”.
Como primera recomendación, a modo de conclusión adelantada, Matsumoto expresa que es mejor explorar las opciones que el museo ofrece accesando su respectivo portal cibernético, antes de visitarlo en persona. Las opciones pueden ir desde la audio-guía hasta el uso del celular propio y el reproductor de MP3 accesando por medio del Wi-Fi o el RSS (feed) la información buscada en formato de podcast. Los primeros tienden a estar incluídos en el costo de entrada al museo, mientras los segundos pueden ahorrar el también posible costo de alquiler de los primeros y las filas para adquirir los mismos.
A grandes rasgos, estos fueron los hallazgos en los cuatro museos visitados por Matsumoto.En el Museo de Arte Moderno de Nueva York, los podcasts son de alta calidad, sin embargo accesarlos a través del celular solo está disponible para Iphones, en lo cual están trabajando para ampliar la oferta a otras unidades móbiles. El Museo de Arte de Los Angeles no tiene acceso a la información vía celular (aunque están en vías de ello), pero tiene excelentes audio-guías para alquilar, aunque para un número limitado de obras. El Walker Art Center de Minneapolis poseía todas las opciones mencionadas, incluyendo un número limitado de Ipods para alquilar. Finalmente, el Brooklyn Museum, único de los cuatro en cobrar por alquiler, tiene podcasts con pausas avisadas en la grabación y acceso por celular, aunque con una señal pobre en algunas áreas.
La implementación de estas tecnologías en la educación museística no solo conviene en cuanto al abaratamiento de costos, sino en la democratización de los recorridos, al permitir a cualquier amante del arte preparar y ofrecer al público su interpretación de una exhibición por medio de un podcast.
Referencia: Matsumoto, N. (2009, 26 de agosto). Getting an earful at the museum. Wall Street Journal. Recuperado el 18 de septiembre de 2009 desde http://online.wsj.com/article/SB10001424052970204660604574374744212857028.html
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